martes, 20 de julio de 2010

Ausencia

Sentada frete mi escritorio, bajo la mortecina luz fosforescente, inclinada la cabeza, un brazo amarrado al néctar transparente que me mantiene en el umbral de la consciencia y la inconsciencia y el otro aguantando mi cráneo, esperaba, en vano, que las musas me iluminasen.
Como siempre.
Me estiré perezosamente e intenté concentrarme en la hoja en blanco que tenía enfrente. Tantas sensaciones, tantos recuerdos, tantos sueños… y tan pocas palabras, o palabras de significado tan limitado, que no expresaban con exactitud lo que deseaba.
O eso creía yo.
Me inclino sobre el pequeño lienzo en blanco, y no se me ocurre qué escribir… Mi mano derecha comienza a trazar una senda a través del papel, dibujando lo que no me atrevía a expresar, sintiendo el corazón encogerse.
¿Cómo explicar lo inexplicable, lo innombrable? Por mucho que viviese, por mucho que podría negarlo, santificarme, exorcizarme el corazón, pero no le olvidaría.
No hay nadie que rija el destino del amor. No hay leyes que prohíban amar a dos personas. No hay magia capaz de hacerme olvidar.
Unos ojos rasgados y oscuros, de esos que suelen mirar de refilón, de los que aterrorizan con la mirada. Los otros ojos, los de mi otro él, dorados, dulces, cálidos, una puerta abierta que te invita, que te reconforta. Los unos son hielo de ébano, los otros son caramelo. Nadie me dijo a quién debía amar. Nadie decidió por mí.
Mientras contemplo el garabato, lágrimas de tinta de mi bolígrafo, enciendo el reproductor de música. Al igual que las palabras y los dibujos, la música es conductora de recuerdos, maquiavélica compositora de tristes sinfonías melancólicas.
Reconozco la canción que suena. Shinoflow, de voz algo aguda para tratarse de un hombre, me atraviesa con sus notas que se amoldan a la perfección con la letra.
“Claro que me cambia la cara cuando eres tú quien me la giras
Llenándote la boca de mentiras, ¿por?
¿El miedo a hacerme daño?
Me lo estás haciendo cada vez que crees que me lo estás ahorrando
Mira piensa: lléname el depósito de besos que tengo que hacer kilómetros para tenerte lejos, porque allá donde me escape, tú me sigues. Y cuando soy yo quien te busca no sé dónde vives. Será que la soledad es compañera, que no me hace compañía y me acompaña a dónde quiera que va…”
-“Escucha como el alma te susurra “tú estás tan segura de ser insegura… Escucha como el alma te susurra “tú estás tan segura de que el tiempo lo curará…””-voy cantando, casi sin pensarlo, sintiendo cada palabra en mi interior. No entiendo bien porque.
De repente me siento cansada. Dejo que la música me transporte a otra parte, a otro mundo donde no necesite pensar en las consecuencias de mis actos, donde no sea juzgada, en el que mi vida no esté regida por la opinión ajena. Cierro los ojos y me voy adormeciendo...
Me dejo caer en la negrura onírica que me va envolviendo, que me acuna, y siento una calma y una tranquilidad infinita, una calma eterna y plena, satisfactoria.
Al ir cayendo al suelo, vislumbro los pequeños botes de color azul y verde, el que hace pocos minutos antes vacié en mi copa de vodka.
TRANXILIUM 5 MG 500

No hay comentarios:

Publicar un comentario