lunes, 30 de enero de 2012

Cáliz

Miraba fijamente la copa de néctar rosado que tenía delante. Aquello acabaría con todo. Con todos. Sonrió, y al hacerlo, la fina piel de sus labios rosados se agrietó. Hacía tanto que no sonreía. Hacía tanto que no lloraba.
La sangre manó poco a poco de los cortes de sus labios, pero ella no se limpió. Dejó que fluyera, libre. En breve, ella, como su sangre, rompería los diques de su prisión y sucumbiría al abrazo helado de lo incognoscible.
La copa estaba tallada en cristal de cuarzo, lo que le confería un brillo particular. Acercó una de sus níveas y delicadas manos al borde de la copa, siguiendo sus lineas, acariciándolas.
La vida no te da lo que recibe. Tampoco después de la tormenta viene la calma. Vienen las inundaciones, las pérdidas, los destrozos. No hay nada que apacigüe la pérdida, no hay corazón que sane y menos aún recompensas después del sufrimiento.
Ella lo sabía. Sabía todo eso. Había luchado contra esas verdades, les había dado la espalda y se había mentido a sí misma, fingiendo ser feliz. Fingiendo ser como los otros.
Pero siempre se sucumbe ante las grandes verdades del alma. Y las verdades siempre lo son mientras uno crea en ellas.
Por las mejillas de la joven se deslizaban silenciosamente lágrimas plateadas que, mientras se llevaba el cáliz de veneno a los labios, se mezclaban con su sangre. Cuando apuró la copa, en sus ojos nació un oscuro brillo de terror absoluto. La copa cayó al suelo y se rompió en mil pedazos, al igual que el alma inocente de Lucrecia.

jueves, 19 de enero de 2012

El vaso

Realmente, no estoy de humor. No me gusta lo que veo. Por qué, os preguntaréis; estoy rodeadas de mentes luchadoras, de espíritus inquebrantables y ánimos implacables. Pero no parece suficiente.


Gota a gota, el vaso se llena, de nuestras lágrimas y de nuestra sangre, llegando al equilibrio perfecto. ¿Una gota lo haría desbordar? Y si se desbordase, ¿tendría la suficiente fuerza para arrastrar y destruir aquel vaso-cárcel?  


Reflexiones extrañas me pasan por la cabeza. 
Lo siento, no puedo dormir...

lunes, 16 de enero de 2012

Ellos y nosotros


Hola
Podría empezar a quejarme, y demostrar que no estoy contenta con el sistema, con el mundo. Pero no lo voy a hacer. Tengo la desgracia  de ser una idealista, una soñadora llena de positivismo, creo fervientemente en el potencial de cada una de las personas. Creo en vosotros. Podemos hacer grandes cosas. Pero algo va mal.
Aquellos que desde arriba nos miran, con una sonrisa sardónica en los labios y mirada de hielo, aquellos que controlan los hilos de sus marionetas preferidas -los políticos-, que gozan con tirarnos migajas de pan y ver como luchamos entre nosotros por los despojos que nos dan. Esos, que llevan las riendas del mundo, que ya lo tienen todo y solo quieren jugar, deben desaparecer.
Ellos tienen armas, pero no nos tienen en cuenta. Nosotros somos más sabios, más reales que ellos, pero no lo sabemos. Debemos creer en un mañana. Debemos luchar por nuestra vida.
Pobres de nosotros. Creemos que somos libres, pero trabajamos para vivir. Y vivimos para trabajar. Encadenados de nuestras propias cadenas sociales. Ciegos y sordos y engañados. Nos venden nuestra
propia alma sin darnos cuenta, nos arrebatan nuestros sueños. Basta ya.
Hay muchos que cierran los ojos. Otros desconfían de todo y de todos. La verdad raramente es pura, y nunca es simple. Una frase de otro idealista.
Intentan mantenernos desinformados, callados y quietos. Presionan a los gobiernos con leyes radicales, contra nuestra libertad de expresión. Desinformación tocan.
No es por el dinero, ellos están por encima de eso. Es por el poder. Quieren imponer su Nuevo Orden Mundial.
Suena muy bonito, pensareis, que dominio literario que tiene esta chica. Gracias, escribir me gusta muchísimo. Pero aunque lo parezca, esto no es ficción.
No me juzguéis antes de conocerme, por favor. Aun hay cosas que no entiendo. Hay cosas que no sé. Pero quiero saber y entender, Quiero que los que ya saben, enseñen. Que los ávidos de conocimientos, aprendan. Deseo que todos vivamos en una Libertad Real, sin engaños ni prejuicios.
Soy demasiado utópica, lo sé. Pero juntos tenemos la fuerza para lograr, si no una utopía, algo similar...
El conocimiento es libre.
Somos Anónimos.
Somos Legión.
No perdonamos.
No olvidamos.
¡Esperadnos!