Realmente, no estoy de humor. No me gusta lo que veo. Por qué, os preguntaréis; estoy rodeadas de mentes luchadoras, de espíritus inquebrantables y ánimos implacables. Pero no parece suficiente.
Gota a gota, el vaso se llena, de nuestras lágrimas y de nuestra sangre, llegando al equilibrio perfecto. ¿Una gota lo haría desbordar? Y si se desbordase, ¿tendría la suficiente fuerza para arrastrar y destruir aquel vaso-cárcel?
Reflexiones extrañas me pasan por la cabeza.
Lo siento, no puedo dormir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario