lunes, 6 de agosto de 2012

Cuento improvisado


Érase una mañana, a las siete de la mañana, que una joven doncella amanecía tardía. "¡Pardiez-se dijo- llegaré tarde a mi amada escuela y volverán a amonestarme. Debo correr"

Así que la joven dama, saliendo apresurada de su hogar, y desafiando los designios divinos que la condenaban a llegar tarde, corrió ladera abajo, tan rápido como sus piernas dieron de si.

"Oh no- se volvió a maldecir- Lady Jenn está aún en su torre, seguro. No puede ser que nos maldigan a las dos! Iré a su rescate" Y volviendo sobre sus pasos, graznó el nombre de su querida confidente, que aun dormía como un perezoso.

"Mal rayo parta a los dioses- maldijo Lady Jenn- Llegamos tarde galante doncella"

Pero en la puerta les aguardaba la mujer dragon, de nombre Ducados la Negra, un nombre maldito, que nadie le decia a la cara.

Pero nuestra joven era tan avispada como dormilona, y de su agenda escolar sacó una nota falsificada de su madre de la semana anterior que convenientemente no tenía fecha.
Lady Jenn falsificó una en tres segundos y finalmente pudieron entrar en la fortaleza.

FIN