Nos miraremos a los ojos, nos mentiremos. Destrozaremos
nuestros labios en el ímpetu de un, dos, tres besos. Y continuaremos tan vacíos
por dentro, escondidos en la melancolía de otros ojos, de otros labios rotos. Y
no será suficiente el brillo de tus ojos para iluminar mi camino, ni tu
ardiente deseo encenderá mi pasión. Mintiéndonos siempre, renegando de nuestra
alma. ¿Hay forma más real de amarse?