Templos de mentiras
Me mira, le miro. Nos miramos. Recíprocamente nosotros. Me oculta algo. Le oculto que me oculta algo. Le miento siempre y ella me cree. Y le guardo un rencor secreto por ello.
Me escupe verdades a la cara, cuando deslizo, invisibles, redes de mentiras alrededor de su cuello. Cuando estoy a punto de enlazar los hilos, me ataca con la verdad pura.
Me daña.
¿Quién dijo que las verdades no duelen?
No hay comentarios:
Publicar un comentario