Rómpeme, golpéame, dame. Sigue, sigue, hasta hacerme sangrar. No puedes romperme, no puedes doblegarme. No pares. No cederé, así que continúa.
No me verás pestañear, ni llorar, ni arrastrarme a ti. No me verás suplicar. Solo sonreiré, esperaré otro golpe, uno tras otro, con los ojos abiertos, mirándote fijamente, sin pestañear.
No eres capaz de dañarme. Nadie puede.
No hay comentarios:
Publicar un comentario