Pude haber mentido. Pude salvarte del dolor, y tragarme toda la amargura de mi voz, de mis pensamientos. Envenenarme por dentro para mantenerte impoluta, bella, simple y pura. Pude hacerlo, pero había tantas cosas que pude hacer y no hice, que me arriesgue.
¿Preguntas si me arrepiento de romper tu inocencia, de desaliñar tu existencia con verdades?
¿Ahora quieres saber la verdad que apenas minutos rogabas que callase? No, querida, no. No contestaré. Deja que primero recomponga tu imagen perfecta en mi memoria. Deja que pueda recordarte como eras, antes de corromper tu alma.
Deja que me tire por la ventana por romper tu corazón.
¿Cómo poder amarte, si mi egoísmo clamaba por ti y tu no clamas por nadie?
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